¿COMO AYUDAR A ESTAS VÍCTIMAS DEL CALOR?
La única forma de controlar la insolación consiste el informar a las posibles víctimas o sus familiares respecto de los peligros que entraña.
Parece esencial recordar que el cuerpo es una especie de "horno" productor de calor mediante la combustión de las sustancias alimenticias, y que puede hacer "reventar" todo el organismo si el calor generado en esas reacciones no puede ser liberado y disipado por los mecanismos reguladores que procuran el mantenimiento de una temperatura corporal entre 36 y 37º C.
Haciendo un burdo símil automovilístico podemos decir que la sangre es el líquido refrigerante, mientras la piel, las glándulas sudoríparas y los pulmones forman parte del radiador y ventilador del automóvil. En efecto, el exceso de calor se elimina con el aire de la respiración, la evaporación del sudor y por radiación de la piel hacia el ambiente.
Una persona que consume. por ejemplo, 3.000 calorías diarias al quemarlas mediante la digestión pierde por irradiación, convección y conducción cerca del 65 por 100; por medio de la sudoración y respiración, un 30 por 100 aproximadamente; un 3 por 100 al precalentar el aire frío que respira, y una cifra próxima al 2 por 100 mediante las heces y la orina.
Es fácil, pues, intuir por qué cuando el calor externo alcanza y sobrepasa la temperatura normal del cuerpo humano, 36,5 º C, y la humedad ambiental llega al 90 por 100, el organismo pierde su válvula de seguridad, es incapaz de evacuar el calor generado y se convierte en una "bomba de tiempo" que puede estallar, descompensando las constantes vitales. El corazón se acelera para aumentar la refrigeración del cuerpo con la circulación sanguínea. El sudor se incrementa y, consecuentemente, crecen las pérdidas de sal y principios inmediatos.