INTRODUCCIÓN
Existe controversia en torno a la edad a partir de la cual cabe hablar de pacientes geriátricos. De hecho, el factor edad no es el único, ni tal vez el principal, determinante para definir este concepto. También deben tenerse en cuenta factores como la presencia de pluripatología, de problemas sociales o de comportamiento, o la necesidad de programas de recuperación física, psicológica o social. Todos estos hechos deben ser tomados en consideración a la hora de hablar de "paciente geriátrico". Este punto reviste especial interés cuando se establecen los criterios de admisión en las "unidades de agudos" de geriatría. En la práctica, no más del 10-15% de la población que supera los 65 años puede ser considerada como tal en sentido estricto, con proporciones tanto más altas cuanto mayor es la edad del colectivo analizado.
Después de los 85 años, la mayoría de las personas cuando sufren un proceso agudo intercurrente suelen cumplir criterios de paciente geriátrico y deben ser evaluados como tal.
En todo caso, la jubilación representa un salto cualitativo en todos los órdenes suficientemente importante para que la edad a la que se produce sea tomada como punto de referencia, al menos a efectos de estudios epidemiológicos o de investigación clínica o gerontológica. La edad de jubilación se establece, en la mayoría de los países de nuestro entorno, en los 65 años. En el tercer mundo y en algunos estudios epidemiológicos multinacionales no es raro tomar como límite los 60 años.