TRATAMIENTO HABITUAL DE TOSFERINA
El médico puede diagnosticar la tosferina una vez que los síntomas se han agravado, tras la aparición de la tos espasmódica, acompañada de vómitos, congestión facial y "gallos", cuando el niño inspira aire. Por desgracia, es difícil de diagnosticar en las primeras fases de la infección, pero si se sospecha que el niño padece esta enfermedad, el médico puede tomar una muestra de su garganta haciéndole toser sobre una placa estéril o puede ordenar un análisis de sangre. Aunque estas pruebas no demuestren la existencia de la infección, aún cabe la posibilidad de que el niño la esté padeciendo. No existe tratamiento específico contra la tosferina. Los antibióticos no surten efecto una vez que los síntomas se han declarado, pero pueden administrarse jarabes, aunque no son muy eficientes. Por tanto, se deben procurar al paciente los cuidados normales, con mucho reposo, comodidad y alimentos nutritivos. En los niños muy pequeños, la gravedad de la infección puede hacer conveniente su traslado al hospital.