TRATAMIENTO HABITUAL DE ARTRITIS
El diagnóstico de la artritis infecciosa se establece mediante punción articular, que descubre la existencia de líquido purulento en la articulación y permite aislar el germen. Al cabo de una semana se inicia una desmineralización progresiva y difusa, seguida de erosiones y destrucciones de la articulación. Si se inicia el tratamiento con antiobiótico, antes de que pase la primera semana, es posible resolver el cuadro. Si pasa más tiempo, hay que recurrir al drenaje quirúrgico. La artritis gonocócica es debida a una infección metastásica de los tejidos articulares por el gonococo. Se instaura de diez a veinte días después de iniciarse la uretritis, también cervicitis, conjuntivitis, vulvovaginitis o proctitis gonocócicas. El comienzo suele ser poliarticular, para pasar luego a una tumefacción y aspecto flemonoso de una sola articulación. El orden de afección es: rodillas, tobillos, dedos y hombros. Si no se trata a tiempo evoluciona hacia la destrucción y reducción o abolición de los movimientos de la articulación. En el caso de la artritis reumatoide es muy importante el diagnóstico precoz. Ante el tratamiento de una artritis reumatoidea el paciente ha de tener en cuenta dos nociones fundamentales. La primera, que los tratamientos de que se disponen no son curativos y, la segunda, que es posible que haya que emplearlos toda la vida. Los objetivos son, pues, reducir la inflamación articular, preservar la función de las articulaciones, prevenir las deformaciones y aprender a vivir con la enfermedad.