HEPATITIS
De los cinco tipos conocidos de hepatitis víricas, A, B, C, D y E, son los virus B y C los que representan una mayor amenaza para la salud pública. Los síntomas de la hepatitis varían de unos individuos a otros, e incluso en algunos casos pueden no estar presentes. Los primeros síntomas son similares a los de una gripe, fatiga, dolores articulares, pérdida del apetito, etcétera. Más tarde, la dolencia se presenta con fiebre, malestar general, anorexia, náuseas y molestias abdominales, seguido pocos días después de icteria. Se considera que la hepatitis se ha desarrollado plenamente cuando los niveles de transaminasas se mantienen elevados durante un período superior de seis a doce meses. La hepatitis A es una enfermedad con un curso clínico limitado que afecta fundamentalmente al hígado y que, en un gran número de casos, cursa de forma asintomática. El diagnóstico se determina por la demostración del virus en las heces o por un aumento cuádruple o mayor de los anticuerpos específicos. Las pruebas de radioinmunovaloración y ELISA (valoración por inmunoabsorción enzimática) permiten detectar el virus y los anticuerpos.