CIRCULACIÓN PULMONAR
La circulación pulmonar, es la que bombea la sangre, a través de la arteria pulmonar hasta los pulmones, y sus ramificaciones acompañan a los bronquiolos hasta los bronquiolos terminales, donde se dividen formando el lecho capilar. La parte derecha del corazón impulsa la sangre a través de la circulación pulmonar, donde la resistencia al flujo es muy inferior a la que existe en la circulación sistémica y, por ello, la presión necesaria es mucho menor.
Por lo tanto, la principal diferencia entre la circulación pulmonar y la sistémica, es que la pulmonar se trata de un sistema de baja presión, y, sin embargo, la circulación sistémica debe mantener una alta presión. Puesto que el mismo volumen de sangre fluye a través de ambas circulaciones, esto significa que la resistencia al flujo en la circulación pulmonar es mucho menor que en la circulación sistémica, lo que se debe a que las paredes de las arteriolas pulmonares son mucho más delgadas y contienen mucho menos músculo liso que las de cualquier otra región. Debido a que la presión media es tan baja, la diferencia debida a la gravedad por encima y por debajo del nivel del corazón es significativa, sobre todo en la postura erecta, donde el flujo de aire y de sangre es mayor en la base que en el vértice de los pulmones.
Otra de las diferencias es que la red capilar en los pulmones es mucho más densa que en ningún otro sitio, con objeto de conseguir una gran superficie de contacto para el intercambio gaseoso.